El cuerpo que arma a civiles para defender la revolución

Por Luisa Torrealba

Desde su creación, la Milicia Nacional Bolivariana se ha consolidado como un cuerpo de civiles armados, formados ideológicamente para la defensa del proyecto político que lideró el fallecido presidente Hugo Chávez y que hoy conduce Nicolás Maduro.

La Milicia nació bajo la concepción de la “unión cívico-militar”, impulsada por el presidente Chávez. Tuvo su primer antecedente en 2005 cuando, a través del Decreto Presidencial N° 3.560, se creó el Comando General de la Reserva Militar y Movilización Nacional; también se conformaron circunscripciones militares de reservistas en cada región militar del país que tenían el mandato de integrar progresivamente a la sociedad civil en funciones de seguridad y defensa de la nación.

Posteriormente, en 2007 el presidente Chávez incluyó la creación de la Milicia Nacional Bolivariana como componente de la Fuerza Armada en el proyecto de reforma constitucional rechazado en el referéndum consultivo del 2 de diciembre de ese año.

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El pueblo en armas 

El rechazo de la reforma constitucional no impidió que el presidente Chávez persistiera en su idea de crear un cuerpo integrado por civiles con funciones de seguridad y defensa. “Son batallones populares, batallones para la resistencia, junto con la Fuerza Armada. Sigue creciendo la reserva nacional, que no es más que el pueblo en armas”, dijo durante un acto el 12 de abril de 2008 en el Paseo Los Próceres de Caracas, en el que activó siete batallones de reserva.

La creación formal de la Milicia Nacional Bolivariana, que sustituyó al Comando General de la Reserva Militar y Movilización Nacional, se concretó el 22 de julio de 2008 a través del Decreto N° 6.239, con Rango, Valor y Fuerza de Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional.

La vigente Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (2014) establece que la Milicia estará conformada por la Milicia Territorial (integrada por ciudadanos organizados de forma voluntaria) y por los Cuerpos Combatientes (integrados por trabajadores de instituciones públicas o privadas).

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Al margen de la Constitución 

La Milicia está acantonada a todo lo largo y ancho del territorio nacional, en las 99 Áreas de Defensa Integral, los Batallones y Agrupaciones de Milicia, explicó la abogada Rocío San Miguel, presidenta de la asociación civil Control Ciudadano.

San Miguel señaló en su informe “Milicia Nacional Bolivariana. Un cuerpo armado al margen de la Constitución”, publicado en junio pasado, que la Milicia Nacional Bolivariana no tiene sustento constitucional.

“El artículo 328 de la Constitución escogió una fórmula taxativa al señalar los cuatro componentes de la Fuerza Armada: El Ejército, la Armada, la Aviación y la Guardia Nacional. Allí no aparece la Milicia Nacional Bolivariana”.

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Estado civil: ¡Militar!

La incorporación a la Milicia es voluntaria. Los interesados en ingresar deben presentarse al Área de Defensa Integral (ADI) más cercana a su domicilio y entregar: una copia de su cédula de identidad, una carta de buena conducta suministrada por la Jefatura Civil o una autoridad civil competente, su resumen curricular y la planilla de ingreso debidamente completada. No existen límites de edad ni se exige poseer formación educativa formal para incorporarse.

Luego de consignar los recaudos el aspirante espera la llamada de convocatoria para iniciar el entrenamiento, relatóArgenis, ex miliciano y abogado de libre ejercicio, de 63 años de edad. Él decidió registrarse en la Milicia luego de ser invitado por unos amigos. Confirmó que no fue necesario tener conocimientos previos sobre el ámbito militar.

Lo que si se requiere es el interés y la motivación del aspirante, de acuerdo al testimonio de Eduardo, otro ex miliciano que también ofreció su testimonio para este reportaje. Es profesor de educación media, tiene 39 años y habita en el interior del país. Ingresó a la Milicia para reforzar su formación en materia militar.

“Me animé porque yo doy la materia Instrucción Pre-militar y quería tener más conocimientos”, relató.

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Pocos incentivos, muchas responsabilidades

A pesar de no ser un cuerpo de formación profesional, los miembros de la Milicia Nacional Bolivariana tienen la responsabilidad de contribuir con la Fuerza Armada en el resguardo de la seguridad, defensa y soberanía de la nación, de acuerdo con lo establecido en el artículo 67 de la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional vigente (2014).

Sin embargo, en la cotidianidad participan en labores logísticas y de servicio, como operativos de poda de árboles, el resguardo de empresas y organismos públicos, entre otros, según lo reseña la Memoria 2015, del Ministerio del Poder Popular para la Defensa.

Eduardo, permaneció durante 6 años como miembro activo de la Milicia. Tras tomar y aprobar un curso especial de formación logró alcanzar el rango de teniente y fue designado como jefe de batallón. Ese rango, que sólo era reconocido en la Milicia y no en otros cuerpos de la FAN, implicó funciones de conducción y supervisión. Dedicaba hasta 4 días a la semana a su trabajo dentro del cuerpo en una zona rural a la que se debía trasladar por sus propios medios.

La jerarquía que tuvo dentro de la Milicia no le otorgó ningún beneficio económico, como los que tienen los miembros activos profesionales de los otros componentes formales de la Fuerza Armada. “No hay pago, se supone que a los jefes de batallón les iban a hacer un pago, pero no ocurrió”, recordó. Por el contrario, permanecer en la Milicia implicó para Eduardo una inversión. En algunas ocasiones lo dotaron de uniformes de forma gratuita y en otras tuvo que comprarlos con sus propios recursos.

Relata que algunas veces cuando eran convocados a concentraciones les daban un incentivo económico que apenas alcanzaba para el pasaje. También debió lidiar con la escasez de alimentos y rendir los fondos modestos que recibía para comprar comida a los miembros de su batallón.

La experiencia de Argenis fue similar. Recordó que durante el proceso de formación no recibieron salarios ni remuneraciones, lo que dificultó la asistencia a las clases de algunos milicianos jubilados o desempleadas.

“Lo único que nos daban a nosotros eran 60 bolívares para gastos de transporte”, puntualizó.

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Algunos milicianos, una vez que culminan su formación realizan actividades como la custodia de instalaciones militares y la atención a los ciudadanos en caso de situaciones de emergencia, acotó Argenis. Otros obtienen el beneficio de empleos temporales, como custodios en hospitales y otras instituciones públicas, por los que reciben un pago similar al salario mínimo, agregó Eduardo.

Es común ver milicianos resguardando estaciones del Metro de Caracas, supermercados e instalaciones militares (como el centro comercial Los Próceres, donde está ubicado el Instituto de Previsión Social de la Fuerza Armada –IPSFA–), sedes de consejos comunales y hospitales públicos, entre otros. También se han incorporado a los operativos de distribución de alimento de los Comités Locales de Abastecimiento y Distribución (CLAP). Son personas que, en su mayoría, superan los 40 años de edad o incluso son de la tercera edad y están desprovistos de armamento.

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Al servicio de la ideología 

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en su artículo 328 establece que la Fuerza Armada Nacional “constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política” que debe estar “al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna”.

Sin embargo, han sido públicas y notorias las expresiones de afinidad política de miembros de la Milicia hacia el proyecto político iniciado por Chávez y actualmente liderado por Nicolás Maduro. Un ejemplo de ello ha sido el uso de las consignas “Patria, socialismo o muerte” o “Patria socialista, viviremos y venceremos”, durante desfiles militares.

El elemento político ideológico también ha estado presente en los programas de formación y fortalecimiento de la Milicia. Durante 2015 fueron dictados “Talleres sobre Campaña Ideológica Bolivariana y Revolucionaria para la FANB”, que tuvieron un costo de 500.000 bolívares y en los que participaron 4.784.875 milicianos.

También se realizaron “Talleres de Brigadistas de la Cátedra de Estudio del Pensamiento del Comandante Supremo Hugo Chávez Frías”, cuyo presupuesto fue de 500.000 bolívares y en los que participaron 687.879 milicianos, según la Memoria 2015 del Ministerio de Poder Popular para la Defensa.

“Claramente las funciones de la Milicia son las de defensa de la revolución, tal como ha quedado expresado en el discurso político partidista de los mandos militares” señaló Rocío San Miguel, quien acotó que el portaestandarte de la Milicia Nacional Bolivariana es la imagen del árbol de las tres raíces, que identifica el fundamento ideológico de la revolución bolivariana.

San Miguel indicó que la Milicia abre la posibilidad clara de que individuos inscritos en el Partido Socialista Unido de Venezuela puedan ser milicianos. “Esta función no la podrían expresar como efectivos de la Fuerza Armada, por la prohibición expresa de pertenecer a un partido político. La Milicia es la función perfecta para convertirse en el partido armado de la revolución”, aseveró.

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Cuánto cuesta la milicia al país 

De acuerdo con la Cuenta 2015 del Ministerio del Poder Popular para la Defensa, presentada ante la Asamblea Nacional, el funcionamiento de la Milicia implicó para el país un presupuesto de 42.956.789 bolívares que representaron 0,03% del presupuesto total del Ministerio de la Defensa. Pero, en definitiva, es difícil cuantificar el gasto, pues está claro que el funcionamiento de la milicia se apoya completamente en la logística, instalaciones y medios de la Fuerza Armada Nacional.

Este monto equivale al presupuesto que se requeriría para la dotación de mobiliario escolar y equipos para por lo menos 26 escuelas, según cálculos de la Ley de Presupuesto para el Ejercicio Fiscal 2015.

El año pasado la Milicia logró la incorporación de 365.046 nuevos integrantes. Las actividades desarrolladas durante ese período coadyuvaron “al resguardo de los teatros de operaciones, el gran potencial de los recursos energético, sistemas políticos, sociales, culturales y económicos” y “contribuyeron al mantenimiento del orden interno, seguridad, defensa y desarrollo integral de la nación, con el propósito de coadyuvar a la independencia, soberanía e integridad del espacio geográfico de la Nación”, de acuerdo con la Memoria 2015 del Ministerio de la Defensa.

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Dificultades y obstáculos 

A pesar de la motivación y el compromiso que tenían con la milicia, Eduardo y Argenis tuvieron obstáculos que les impidieron continuar.

“Renuncié al cargo de jefe de batallón y no a la Milicia, pero el nuevo comandante, que era muy déspota, me dijo que metiera la baja; entonces decidí retirarme definitivamente”, relató Eduardo. Recordó que el pago que le habían ofrecido por sus funciones como jefe de batallón nunca llegó.

Argenis se retiró por motivos de salud: “Quería continuar, pero no pude por el dolor que tenía en las piernas debido al trabajo excesivo que nos ponían. Para mí el trabajo de la Milicia es positivo porque hay personas como yo, adultas, o personas menores de 50 años que según su capacidad y preparación están dispuestos a dar la vida por este país”.

Tras 8 años de creada, la Milicia Nacional Bolivariana ha mostrado ser un cuerpo orientado a la defensa de la revolución bolivariana; entretanto, sigue siendo tarea pendiente la acción contralora que conlleve a que las funciones de la FAN y el uso de armas retomen el canal constitucional

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