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Fuente: Crónica Uno 

Ciudad Guayana. La idea de los trabajadores de Ferrominera este jueves era reunirse en el portón de la sede principal de la empresa (en Puerto Ordaz) y, luego, partir en caravana por la ciudad para hacer pública su molestia.

Crédito Crónica Uno

Hay varios motivos para sentirla. El principal son las utilidades, que, según el secretario general del sindicato de la empresa (Sintraferrominera), Rubén González, están entre 4000 y 6000 bolívares soberanos; es decir, no alcanzan “ni para un par de zapatos”.

Por eso y por el estado de improductividad en el que está sumida la empresa iban a manifestar en una caravana que saldría desde el portón. Y lo hicieron. Pero hubo un imprevisto: debieron enfrentarse a funcionarios del Ejército, que intentaron dispersar la concentración a tiros.

Hay como 15 casquillos que recogimos. El llamado es al alto Gobierno, que es el que tiene el control en las minas, a que vea los reclamos, porque están pagando una miseria de utilidades y, de paso, las quieren pagar en cuatro partes, algo nunca visto y que no alcanza para remediar un plato de comida”, explicó José Saracual, un trabajador y dirigente sindical de Sidor, que acompañó la protesta de los ferromineros.

No hubo heridos. Los funcionarios dispararon al aire para intimidar a los trabajadores, pero estos no se retiraron sino hasta un par de horas después, cuando partieron en la caravana.

 Sin razón alguna

González aseguró que continuarán protestando. El monto de las utilidades es apenas una de las causas de las protestas. A ese descontento se suma otro: el del irrespeto a las convenciones colectivas, una situación que ha puesto a ganar prácticamente lo mismo a todos los trabajadores de las empresas básicas.

“No les quedó otra cosa que tratar de amedrentar a los trabajadores. Vamos a enfrentar hasta las últimas consecuencias porque tenemos razón, porque le están vulnerando los derechos a todos los trabajadores venezolanos, por eso a plomo limpio nos recibieron hoy”, dijo.

El diputado a la Asamblea Nacional Rachid Yasbek, de Primero Justicia, contextualizó la situación de los trabajadores de Ferrominera. “Estamos hablando de profesionales que al llegar la revolución ganaban entre 1.200 y 1.600 dólares mensuales; con sus utilidades podían vestir a sus familias y comer decentemente (…) hoy en día cobran salarios de hambre y miseria, porque así lo ha permitido este Gobierno nefasto, corrupto y ladrón. No es problema de la masa obrera que el régimen haya decidido destruir a las empresas ejerciendo su incompetencia y mala fe contra el pueblo venezolano”, dijo.

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