Fuente: El Impulso
Venezuela vive la peor crisis política, económica y social, a pesar de que el Gobierno pretenda taparla con unas elecciones fraudulentas realizadas el domingo 15 de octubre y que ya tenían la sombra del fraude denunciado por la propia empresa Smarmatic después que fue escogida la írrita, ilegal e inconstitucional Asamblea Nacional Constituyente.
Al formular su declaración a este diario, el coronel Juan López Cordero, oficial retirado de la Aviación, señaló que este es el momento de reflexionar profundamente sobre el destino de nuestro país.
El resultado sangriento de las manifestaciones de cuatro meses consecutivos contra el régimen, nos duele y nos seguirá doliendo mucho más ahora cuando hemos conocido los resultados que dio el Consejo Nacional Electoral, donde los candidatos a gobernadores por la oposición no sólo fueron apartados, sino que a los que se les ha reconocido el triunfo se les pretende sancionar y quitarles los cargos que conquistaron porque no se someten a la Asamblea Nacional Constituyente, que arbitrariamente se le ha conferido poder plenipotenciario cuando constitucionalmente esa condición no la puede tener ninguna instancia en el país.
El Gobierno antes de estas elecciones de gobernadores llevó a cabo el fraude de su Constituyente, a la cual el pueblo le asignó el calificativo de prostituyente, porque ha prostituido la Constitución, las leyes y todas las normas que deben existir en un Estado democrático.
Esa mega trampa fue rechazada por el 80 por ciento de la población, porcentaje éste que repudia la gestión de Nicolás Maduro y por supuesto, está en total desacuerdo con sus políticas equivocadas que han traído como consecuencia la crisis económica, política y social que padece la población venezolana.
Esa Constituyente es un decreto de guerra, dijo el coronel López Cordero. No es una oferta de paz. Los jerarcas del régimen nos conducen por el camino del odio, el cual es peligrosísimo y en consecuencia nos hace más difícil regresar a un clima de paz, tranquilidad y sosiego.
Cuando organizaciones internacionales, como la ONU, la OEA, la Comunidad Internacional y el propio Papa Francisco estaban de acuerdo en que el Ejecutivo Nacional llevara a cabo un diálogo con la oposición, Nicolás Maduro optó por crear su Constituyente y la impuso como un patrón para que administrara la hacienda en que ha convrtido a Venezuela.
Ese patrón fue el que dictó celebrar unas elecciones fraudulentas, ya que el CNE obvió los pasos que debió dar y ya sabemos todo lo que hizo no sólo para desanimar a los electores, sino para cometer el fraude.
Es este el momento para, como militar retirado, expresar mi preocupación por la mala imagen que ha venido teniendo la institución castrense por culpa de unos mandos que han violado la Constitución y se han puesto al lado de Maduro.
La fuerza armada no pertenece a ningún partido político y constitucionalmente está al servicio de la nación y, desde luego, a todos los venezolanos.
La inmensa mayoría de sus integrantes sufre las carencias, las mismas penurias del pueblo venezolano y su dolor.
Y las sufre porque esos militares vienen del pueblo, provienen de hogares humildes y fueron formados por padres y madres de familia que les inculcaron los valores propios de la venezolanidad.