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Fuente: Notimérica/ Europa Press

Amnistía Internacional ha considerado probado que el militar venezolano Rafael Acosta, que falleció a finales de junio de 2019 bajo custodia de Contrainteligencia Militar, «fue desaparecido, torturado y murió ante un juez», no en un hospital como han sostenido desde entonces las autoridades chavistas.

 GETTY IMAGES / EDILZON GAMEZ

La familia denunció desde un primer momento que el capitán retirado había sufrido torturas a manos de los agentes venezolanos, una tesis que Amnistía ha confirmado tras analizar las 550 páginas del expediente penal abierto contra dos miembros de la Guardia Nacional Boliviariana (GNB).

La ONG parte de la base de que Acosta fue el 21 de junio de 2019 víctima de una desaparición que se prolongó hasta el 26, día en el que las autoridades confirmaron el arresto. Dos días más tarde, funcionarios chavistas le trasladaron a un hospital y horas más tarde Acosta comparció ante un juez mientras agonizaba.

Según el informe de Amnistía Internacional, el militar falleció en la propia sala donde se había convocado la audiencia, sin recibir atención médica. Las autoridades han alegado en este último año que el detenido había muerto en el Hospital Militar Vicente Salias.

Lo poco que se sabe del tiempo transcurrido entre el arresto y la vista también levanta sospechas, según Amnistía, que ha constatado que uno de los imputados en el caso reconoce que trasladaron a Acosta a un «sótano». La ONG pide que se esclarezca si fue trasladado a un centro de detención clandestino donde habría sido sometido a torturas.

La directora para las Américas de Amnistía Internacional, Erika Guevara Rosas, ha apuntado que en el expediente «no se menciona la palabra tortura ni una sola vez, a pesar de que constan múltiples documentos que refieren a las más de 50 lesiones corporales de la víctima y a su precario estado de salud al llegar ante el tribunal militar».

Según Guevara Rosas, el informe «da cuenta de la poca confianza que existe en el sistema de justicia venezolano para alcanzar la verdad, la justicia y la reparación a las víctimas de violaciones a Derechos Humanos».

El caso de Rafael Acosta Arévalo, ha añadido, «ejemplifica la necesidad que los mecanismos internacionales asuman el liderazgo en la búsqueda de verdad, justicia y reparación de las víctimas de los crímenes de Derecho Internacional y violaciones de Derechos Humanos en Venezuela».

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