Fuente: Sofía Nederr y Hernán Lugo Galicia El Nacional
La Fuerza Armada Nacional cumplió su deber institucional por lo que no debe exaltarse su comportamiento durante la Toma de Caracas, coinciden analistas.
La directora de Control Ciudadano, Rocío San Miguel, señaló que la FANB no pudo actuar con violencia ante las acciones opositoras, caracterizadas por ser pacíficas, democráticas y constitucionales. “Ante el expediente desplegado por la oposición, a la Fuerza Armada no le quedó otra que dar un paso atrás y esta ha sido su conducta desde 1958: respetar el peso de las exigencias democráticas”. Llamó a estar alerta ante el comportamiento castrense durante las protestas anunciadas para los próximos 15 días.
La analista resaltó que otro aspecto determinante para que no hubiese represión, el 1-S, fue el hecho de que la movilización opositora no llegó a la parte central del oeste capitalino. “Fue estratégica la oposición al separar la marcha en sitios distintos para quedar cercados y bajar la ira de los violentos, llámense militares o grupos armados al margen de la ley. Ha quedado sentado para el oficialismo que no puede permitir el paso de Plaza Venezuela en adelante, eso se fortaleció a partir de julio cuando el general Carlos Martínez Stapulionis fue designado jefe de la ZODI Capital”, dijo San Miguel.
El vicealmirante retirado Rafael Huizi Clavier, director del Frente Institucional Militar, señaló que la organización militar hizo lo que debía hacer: ajustarse a sus funciones profesionales. Añadió que los guardias nacionales desempeñaron sus competencias de custodiar el orden público y solo actuar si se desbordaba la PNB. “En la Fuerza Armada se hacen estudios sobre la situación política y aunque estaban alertas sobre los hechos, sabían el camino pacífico de la movilización, no podrían en ese caso salir los militares a provocar. El libreto de la Mesa de la Unidad se cumplió: fueron a zonas concretas, sin llegar al oeste, se leyó un manifiesto y se ordenó retirarse temprano”.
Sin riesgos. El general retirado Gonzalo García Ordóñez, ex jefe del Comando Unificado de la FAN, indicó que la alianza opositora se blindó con la planificación de la Toma de Caracas y apostó por un perímetro seguro: “Como no se salieron del sector asignado, no hubo represión militar”.
Afirmó que aunque el comandante de la GNB, general Antonio Benavides Torres, fue denunciado por ordenar reprimir las protestas de 2014, en esta oportunidad se cuidó por el alto costo de cualquier medida desproporcionada y porque, a su juicio, tiene poco espacio de maniobra dada la situación actual del Ejecutivo. “Pese a los anuncios sobre hechos de violencia y de reeditar el 2002, el gobierno, que está débil, no puede permitirse excesos más allá de la Sala Electoral del Tribunal Supremo”, subrayó.
Planes militares
Miraflores quería orden. Por ello, desde hace 15 días, y en previsión a la marcha del 1-S, el Ministerio de la Defensa y el Ceofanb activaron los operativos de seguridad, entre ellos el Plan Guaicaipuro (de resguardo de orden con participación de los 4 componentes), con un elemento adicional: “Se debe desplegar al personal de inteligencia social, inteligencia comunal, milicia”, según decisión de Padrino López.
Padrino ordenó estudiar el caso Ucrania para ver si la oposición venezolana actuaría de la misma manera; es decir, que instalara campamentos en la capital hasta que el CNE fijara la fecha del revocatorio. Luego, el 28 de agosto, mantuvo una reunión con comandantes de Zonas de Orden Interno, en Fuerte Tiuna, donde instó a aplicar el Plan Guaicaipuro si se desbordaba la situación.
Los planes se ejecutarán en lo que va de 2016 porque manejan información de un supuesto plan de la MUD para mantener la protesta y de sabotear la Cumbre de los Países No Alineados en Margarita.