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Fuente: Tal Cual

Ernesto Rodríguez, secretario de reivindicaciones de la Federación de Centros Universitarios de la UCV, increpó a los funcionarios policiales al no permitirles marchar cerca del campus


Los reclamos por la situación de las universidades venezolanas en cuanto a infraestructura, presupuesto y beneficios para los alumnos continúan. Estudiantes de seis casas de estudios superiores realizaron una asamblea en compañía del magisterio, sociedad civil y trabajadores, donde “unidad” y “calle” fueron las palabras más repetidas de la jornada.

Crédito Provea

Pero la represión de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y la Guardia Nacional enturbió la protesta de los jóvenes, que deseaban llegar hasta la plaza de Las Tres Gracias, ubicada en una de las entradas a la Universidad Central de Venezuela, para informar a los transeúntes sobre la situación que padecen dentro de las aulas de clases.

La asamblea de los estudiantes inició pasadas las 10 de la mañana en la plaza cubierta del Rectorado. Varios representantes estudiantiles manifestaron la necesidad de que la población unifique las protestas como una forma de presión para el gobierno de Nicolás Maduro, al cual no dudaron de calificar como una dictadura.

Las demandas

“El presupuesto no se reajusta desde hace 10 años. En la UCV estamos sin comedor desde hace un año”, detalló Daniel Hans Cote, integrante de la FCU-UCV. Además, relató que “los estudiantes y profesores están huyendo” de los efectos de las medidas económicas que puso en marcha el gobierno en agosto pasado.

Según cifras de las Naciones Unidas, al menos tres millones de venezolanos han salido del país desde 2014, producto de una grave crisis política, social y económica.

Por su parte, el secretario adjunto de la FCU-UCV, Alfredo García, afirmó que como estudiantes no aceptan “ni una bandeja más de comida incompleta, no acepto un presupuesto incompleto y tampoco acepto un país que no sea libre. La universidad no se la cala más”.

Raquel Figueroa, representante del magisterio venezolano, aseveró que “hoy debemos levantar las mismas banderas de lucha al igual que en 1957. La manera de vencer a este régimen es unir todas las luchas en una sola”.

Por ello, consideró necesario articular la lucha con los profesores, estudiantes y todos los sectores sociales, además de levantar un programa de reconstrucción nacional.

Represión

Terminada la actividad, los jóvenes marcharon dentro de la UCV hasta la entrada adyacente al Hospital Clínico Universitario. Allí fueron “recibidos” por un piquete de la PNB, que se ocupó de trancar todos los accesos al campus.

Ernesto Rodríguez, secretario de reivindicaciones de la Federación de Centros Universitarios de la UCV, increpó a los funcionarios policiales al no permitirles marchar cerca del campus para denunciar la situación de las casas de estudio.

Además, rechazó que un sector estudiantil ligado al oficialismo se le dé permisos para marchar por toda la ciudad, mientras a ellos se les negaba cualquier petición.

“¿Por qué los estudiantes que se llaman revolucionarios pueden llegar a Miraflores y nosotros no podemos marchar?”, se preguntaron varios jóvenes presentes en la discusión con los funcionarios de la PNB encargados de negociar con los integrantes de la FCU.

Tras varios minutos, los estudiantes se acercaron tomados de los brazos, cantaron el himno nacional y se dispusieron a pasar el contingente policial, pero fueron repelidos con gases lacrimógenos y gas pimienta.

En la primera refriega resultó herido en la boca el encargado de negociaciones de la PNB Jon García. Mientras sus compañeros increpaban a los jóvenes por esta acción, los estudiantes aseguraban que se trató de una maniobra de los policías para tildarlos de violentos.

Media hora después, los jóvenes intentaron nuevamente acercarse hasta el piquete y nuevamente fueron reprimidos con lacrimógenas. El Congreso Nacional de Juventudes y la presidenta de la FCU-UCV, Rafaela Requesens, denunciaron que varios estudiantes resultaron heridos con perdigones o afectados por los gases.

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