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Bogota. Fracaso habría sido un desastre. En entrevista con El Tiempo, que El Nacional publica conjuntamente, el ministro relata que antes de la Operación Jaque bombardearon permanentemente al Mono Jojoy. El ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, suelta una auténtica bomba: El diplomático suizo, Jean Pierre Gontard, facilitador de los contactos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y quien la semana pasada estuvo junto al francés Noel Sáenz en Colombia en esas labores, aparece en el computador de Raúl Reyes como el portador de 500.000 dólares que fueron incautados a las FARC en Costa Rica. También analiza el impacto político del rescate de Íngrid Betancourt y los otros 14 secuestrados, narra cómo se elaboró y ejecutó el plan. Además le pide al presidente Álvaro Uribe que si no aspira a ser reelegido, haga un guiño para señalar a su sucesor. –¿Cómo se gestó la operación de rescate de los secuestrados? –Miembros de nuestra inteligencia militar, creativos y audaces, presentaron hace algún tiempo el plan. Al principio fue rechazado porque parecía una locura. Se proponía infiltrar el secretariado de las FARC y al Frente del guerrillero de alias César, para montar una operación ficticia y rescatar a los rehenes. –¿En qué consistía la que usted llama operación ficticia? –En hacerle creer a alias César que el Mono Jojoy le enviaba la orden de trasladar a los secuestrados a donde estaba Alfonso Cano para iniciar la negociación sobre un intercambio humanitario. –¿Y descartaron el plan? –Al comienzo, sí. Parecía demasiado audaz y poco posible de realizar. Pero la gente de inteligencia insistió y comenzaron a probar que el riesgo para los secuestrados era mínimo. El 30 de mayo nos demostraron plenamente que la operación podría ser exitosa. –¿Y cómo los convencieron? –Nos demostraron que había infiltrados en el secretariado y en el frente donde estaban los secuestrados. Montaron entonces una especie de estudio de cine, para practicar. Las personas que participaron directamente en los helicópteros se sometieron a clases de teatro. El 20 de junio decidí que aceleraran la preparación. Cuando estuve convencido de que era posible, se lo presentamos al Presidente. Y él autorizó. –¿Y cómo es la historia de las clases de teatro? –La parte importante del plan era que la guerrilla creyera que efectivamente había una operación para trasladar a los secuestrados a donde Alfonso Cano. Se ensayó la forma como íbamos a llegar al campamento, la forma como se recibiría a los secuestrados y cómo íbamos, inclusive, a montar a dos miembros de la guerrilla en el helicóptero. –¿Los dos guerrilleros no exigieron ir en el helicóptero? –No. El plan incluía que ellos abordarían el aparato y eso era fundamental para que no sospecharan. Se ensayó muchas veces y todos actuaban como si sintieran que iban a participar en la película más importante de su vida. Los asesoraron expertos en actuación. Inclusive a una parte de ellos también se les entrenó en artes marciales y en cómo neutralizar a los guerrilleros cuando estuvieran en el helicóptero. –¿Entonces la presencia de los 2 guerrilleros fue pedida por ustedes? –Sí, para darles confianza. Se trataba de una supuesta misión internacional que iba a llevar a los secuestrados y los guerrilleros a donde Alfonso Cano para iniciar, el acuerdo humanitario y Jojoy pedía que los acompañaran. –¿Quién le daba a alias César las instrucciones? –Un supuesto enlace de Mono Jojoy. Le hicimos creer a César que Jojoy enviaba las instrucciones a través de un mensajero o correo humano. –¿Y cómo se hizo para evitar el riesgo de que César se comunicara con el verdadero Jojoy o con Alfonso Cano? –Con Cano nunca se comunicaba: A Jojoy lo bombardeamos permanentemente para dificultarle contactos. Entre ellos además hay problemas de comunicación y en los mensajes que los infiltrados le llevaban a César, se le advertía que esto era absolutamente secreto y que mantuviera total silencio, porque si hablaba por radio lo podrían detectar. –¿Pero cómo logran infiltrar a alguien en un frente dirigido por un guerrillero como César, con su experiencia de años en la guerrilla? –Es que la infiltración no se hizo de un día para otro. Nosotros tenemos infiltrados en las FARC hace mucho tiempo. –¿Y tienen acaso infiltrados en el frente de Jojoy? –Sí. Están muy encubiertos. –¿Alias César es bruto? –No. Lo que pasa es que el plan era tan audaz, que el guerrillero más experimentado e inteligente no habría creído posible, ni siquiera que se intentara. Para ellos se trataba simplemente del traslado de secuestrados, como lo han hecho muchas veces, pero esta vez en helicóptero por la urgencia. Y César cayó. Yo les dije a los generales Padilla y Montoya: “Ya mordió”. Cuando en una pesca el pez muerde hay que sacarlo rápido porque puede escapar. Por eso aceleramos. –¿Y usted cuándo y cómo supo que ya había mordido? –Hace 3 semanas cuando le insinuamos que comenzara a reunir la gente, porque estaban en 3 grupos separados, y así lo hizo. Pusimos entonces el plan en marcha. –¿No era demasiado atrevido correr el riesgo? –Estábamos seguros de que los secuestrados no corrían peligro. El riesgo era calculado. –¿Cuál fue el momento de mayor peligro de fracaso? –Cuando comenzó a demorarse el levantamiento del helicóptero del sitio donde estaban recogiendo los secuestrados. Estaba previsto que demoraría entre 7 y 10 minutos. Y ya iban 22. En esos 12 minutos pensamos que algo había pasado. Después supimos que la demora fue culpa de los secuestrados que se negaban a subir atados. –El periodista Frederich Blassel, de Radio Suiza, aseguró que alias César recibió 20 millones de dólares a cambio de entregar a los secuestrados ¿Qué opina? –Desde el pasado viernes repito que eso es absolutamente falso. –En algunos medios suizos se mencionó que la fuente informativa del periodista Blassel pudo haber sido el diplomático también suizo Jean Pierre Gontard ¿Qué sabe usted? –No sé nada. Lo único que le digo es que ese señor Gontard va a tener que explicar por qué aparece en los correos de Raúl Reyes como el portador de los 500.000 dólares que fueron incautados a las FARC en Costa Rica. –¿Pero entonces Gontard terminó aliado con la guerrilla? –Ni una palabra más. –El diario El País de Madrid informó recientemente que Gontard estuvo reunido con Alfonso Cano. ¿Sabe usted algo? –Ni una palabra más. ––La secretaria de Estado de Estados Unidos dijo que sí cooperó en la operación… –No en esta operación, aunque sí en el pasado cuando se hicieron otros intentos donde estaban involucrados los norteamericanos. Esta fue una operación exclusiva de inteligencia militar colombiana: “ciento por ciento hecha en Colombia”. –¿Para dónde va las FARC? –Yo aspiraría a que un tipo como Alfonso Cano se dé cuenta de que si no negocia ahora, más tarde va a ser mucho más difícil. –Hemos hablado de la parte militar. Ahora, la política. ¿Usted ve ahora mucho más despejado su futuro político? –Es que yo no tengo preocupación por mi futuro político; estoy tratando de hacer un buen ministerio. –Si el presidente Uribe decide no buscar una nueva reelección, ¿usted aspirará? –Evaluaré. Yo creo que el presidente Uribe, si definitivamente no se lanza, va a tener mucho que decir sobre quién podría ser su sucesor. Todo depende de eso. –Si la operación hubiera fracasado, ¿habría sido un desastre político para usted? –Sin duda. Habríamos hecho el ridículo tanto el Presidente como yo; pero como yo se lo propuse al Presidente, habría tenido que renunciar. –Como no hubo fracaso, no se paga ningún precio. ¿Cuál será el beneficio del éxito? –Hay beneficios políticos, no lo puedo negar; mi popularidad debe estar mejor de lo que estaba hace una semana; pero le confieso que si yo estuviera pensando en los dividendos políticos, ese tipo de decisiones no se toman porque uno comienza a protegerse de todo riesgo. Aún cuando, le repito, la seguridad de los secuestrados nunca estuvo en peligro. –¿Y va a aprovechar el beneficio político? –Primero que todo si el Presidente Uribe se lanza a la reelección va a contar con mi apoyo incondicional. –Si yo digo: “El Ministro de Defensa dice que no aprovechará políticamente el éxito obtenido”, ¿afirmo lo correcto? –La gente va a decir: este es un mentiroso y un hipócrita. Lo que no sé es cómo aprovecharlo políticamente; una cosa es el prestigio, otra cosa es el capital político. –¿Y si el Presidente hace un guiño sobre a quien desearía como candidato y no es usted? –Estoy dispuesto a apoyar a la persona que él señale… –¿Y entonces usted no se lanzaría? –No. Fuente: El Nacional. Mundo/14 Yamid Amat, El Tiempo Bogotá

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