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Por Rocío San Miguel/ Presidente de Control Ciudadano.

El Ministerio del Poder Popular para la Defensa, ha dispuesto en su página web una consulta hasta el 05 de agosto de 2022, del Proyecto de Uniformes de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, extendida a todo el personal militar y no militar de la institución.

El Proyecto se encuentra disponible en las páginas web del Ministerio de la Defensa, el Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (CEOFANB)  y componentes militares, con la finalidad de “recibir los aportes y sugerencias que tributen a mejorar su contenido”, según establece el radiograma 1911, en el que se ordena a los comandantes de unidades operativas, jefes de dependencias administrativas y directores de institutos educativos, garantizar la lectura, análisis y debate del precitado proyecto, para remitir vía correo electrónico, las observaciones que se consideren.

El Reglamento se presenta bastante completo, sin embargo resaltan las disposiciones contenidas en los artículos 14, 15 y 16 del Título II, referido a la “Comandancia en Jefe”.

Ya en 2008, en una de las tantas reformas a la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional, Chávez dispuso para sí mismo, el uso de insignias de grado militar y el estandarte del comandante en jefe, algo que fue muy criticado, pues para ser comandante en jefe de la Fuerza Armada Nacional, solo se precisa ser presidente de la República, como establece la Constitución, y de ninguna manera ser militar, pues es incompatible el ejercicio de grado militar con el de cargo de elección popular.

Nicolás Maduro, por su parte, recibió por primera vez, en junio de 2013, la boina roja de la Fuerza Armada Nacional, en el marco de un acto de ascensos de los oficiales de la Guardia de Honor Presidencial, efectuado en el patio del Cuartel de la Montaña, en Caracas, donde reposan los restos de Chávez.

Una boina roja, que el fallecido presidente Hugo Chávez instauró como atuendo del comandante en jefe y que Maduro, no por casualidad, decidió comenzar a utilizar, para pedir a los militares “lealtad bolivariana y chavista”.

Sin embargo, no es sino hasta febrero de 2020, siete años más tarde, cuando se coloca el uniforme militar, con presillas de grado y laureles, para, rodeado de miembros del Alto Mando Militar, asegurar: “…no le tenemos miedo a combatir con las armas en la mano para defender la paz, la integridad territorial y el futuro de Venezuela”. Un uniforme militar que ha seguido usando, siempre en actos con militares, en la búsqueda de proyectar respeto y subordinación.

A partir de los próximos días, con la aprobación del nuevo reglamento de uniformes de la Fuerza Armada Nacional, que ha elaborado el ministro de la Defensa, General en jefe Vladímir Padrino López; al grado y porta estandarte del comandante en jefe, que ya instauró Chávez, se la añade formalmente, el uso de la boina roja, laureles, y dos bastones de mando, uno de gala y otro de campaña como insignias y emblemas que utilizará Maduro de acuerdo con su facultad, en actividades y actos protocolares.

No aparece en el proyecto de reglamento, un diseño de uniforme asignado al comandante en jefe de la Fuerza Armada Nacional, a pesar de que tanto Chávez como Maduro, hicieron de una especie de guerrera verde oliva manga larga, un símbolo militar de mando sobre la Fuerza Armada Nacional.

Pero es obvio, que tanto los laureles de la solapa superior, como el grado, formado también por dos ramas de laurel cruzados en la parte inferior, timón dorado dentro una estrella de color rojo, de bordes dorados con fondo azul, a ser colocados sobre ambas hombreras, previstos en el proyecto de reglamento, se usarán sobre un uniforme, cuyo diseño y tipo de modelo, quedará a discreción del presidente. No imaginamos utilizarlos sobre una franela o un flux.

¿La recomendación que cabe sobre estos excesos?

No luce apropiado para un presidente de la República asignársele un bastón de gala y otro de campaña, por parte de un ministro de la defensa, para simbolizar su mando como comandante en jefe de la Fuerza Armada Nacional. Ya es un exceso en sí mismo, y además un comportamiento inconstitucional, el uso de uniforme y grado militar, para un funcionario del Estado que, por disposición de nuestra carta magna, debe ser civil.

 


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