comparte

Bogotá. “Profesión: guerrillero. Domicilio: Montañas de Colombia. Señales particulares: cicatrices por combate”. Así contestaron Gerardo Aguilar, de nombre de guerra “César”, y a Alexander Farfán, “Enrique Gafas”, en el trámite para su extradición a EEUU. Son los guerrilleros capturados en la operación “Jaque” del 2 de julio, que fue calificada de “perfecta” por Ingrid Betancourt, una de las 15 personas liberadas en la acción. La versión de “César” coincide en sus principales rasgos con la descripción del Ministerio de Defensa sobre cómo ocurrió “Jaque”, según se supo a través de su abogado. Cerca de mes y medio antes de la operación, “César” comenzó a recibir órdenes por mensajes de texto en el teléfono satelital de la comandancia del frente. Los mensajes provenían, según creía del “Mono Jojoy” y de “Alfonso Cano”. Le indicaban que debía agrupar a los cautivos, le pareció raro, pero cumplió la orden. En los últimos 20 días, los mensajes se intensificaron. Debía llevar al grupo de rehenes a un lugar despejado de árboles que resultó ser una plantación de coca. Lo primero que observa “César” son dos aviones a gran altura. Luego ve los helicópteros, con el mismo color blanco y una franja roja de igual diseño que los utilizados para el traslado de los rehenes liberados por las Farc tras gestiones del presidente Chávez y coordinadas por el Comité Internacional de la Cruz Roja (Cicr). Del único helicóptero que aterrizó se bajan cuatro civiles vestidos con pantalones vaquero. Dos de ellos con camisetas con la imagen del Che Guevara y, a la altura del estómago, una franja con un letrero que decía “Cruz Roja Internacional”. Los otros llevaban en la camiseta el logotipo del Cicr, afirma el insurgente. Los que tenían la imagen del Che Guevara saludaron: “¡Qué hubo camarada!”, forma habitual en la guerrilla. Una quinta persona se bajó del helicóptero, era una mujer vestida con el uniforme de las Farc y sus insignias, pero no llevaba armas. Los informes oficiales hablan de una mujer disfrazada de enfermera. Después apareció alguien muy parecido al periodista colombiano Jorge Enrique Botero, el único que ha podido llegar a los campamentos de los rehenes, quien iba seguido de otro hombre, de acento venezolano y que llevaba los distintivos de prensa de Telesur. Entonces, “César” se tranquilizó, sintió confianza. Captura. La mujer con el uniforme de las Farc, y de quien después se supo que es capitana del ejército colombiano, comenzó a atar las manos de los cautivos. “César” argumenta no poder subir al helicóptero y dejar su unidad, pero la supuesta guerrillera, y los demás integrantes de “Jaque”, le dicen que Cano lo necesita, “usted es el que tiene que hablar con él”. Él y “Gafas” son los últimos en embarcar. “No pueden subirse con armas”, les dice alguien de la supuesta misión humanitaria, y ellos aceptan dejar en tierra también sus pistolas 9 milímetros niqueladas, continúa el relato su abogado. Según la información oficial el pedido se les hizo ya subidos en el helicóptero. Les indican que deben ubicarse hacia el fondo y cuando se van a sentar, se les abalanzan los cuatro agentes que portaban las camisetas con la imagen del Che y el logotipo del Cicr. Los golpean, los reducen. “César” siente que lo están inyectando y pierde el conocimiento. Por los golpes, a “César” le dieron ocho días de reposo y a “Gafas”, seis días. Recibieron atención médica, aunque cuando Ríos los vio por primera vez, al día siguiente de su captura, aún estaban parcialmente sedados. “Fui engañado por inteligencia militar”, reconoce ahora “César” a su abogado, “todos los satelitales y radios están interceptados”. Es la versión del carcelero de las Farc según su consejero legal. Algunos detalles difieren del informe oficial. Fuente: Ultimas Noticias. Pág. 70. Caracas. 16/07/08 IPS

comparte