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Caracas. El arresto del ruso Viktor Bout, presunto veterano traficante de armas, en Tailandia, el 6 de marzo, representó un gran éxito para los actuales esfuerzos dirigidos a interrumpir las rutas mundiales de tráfico de armas, indican Andy Webb-Vidal y Anthony Davis en un artículo publicado en Janes’s Intelligence Review. Bout aparentemente tenía previsto vender 100 misiles rusos Igla aire-tierra (SAM, por sus siglas en inglés) a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Los SAM constituyen el tipo de arma más buscada por las FARC, cuyo objetivo es resguardar sus operaciones de narcotráfico contra las aeronaves de Estados Unidos y Colombia. La detención de Bout en Tailandia es el segundo arresto en nueve meses de un presunto traficante de armas de alto perfil que intenta proporcionar misiles SAM a las FARC. Monzer Al-Kassar, ciudadano sirio, fue detenido en junio de 2007 en el aeropuerto de Madrid. La Dirección Antinarcóticos (DEA) de EEUU sostiene que Al-Kassar ofreció suministrar a las FARC 15 misiles tierra-aire Strela II -una versión anterior de los Igla- así como 7.700 rifles de asalto Kalashnikov, de acuerdo con el artículo. Tráfico hacia Suramérica La motivación de las transferencias ilegales de armas ha cambiado, y por lo tanto los actores involucrados y los métodos de pago también han sufrido modificaciones. Desde el final de la Guerra Fría, el tráfico de armas ilícito, antes respaldado por EEUU y la Unión Soviética, ahora está menos impulsado por causas ideológicas y se vincula más estrechamente con el crimen organizado, particularmente el narcotráfico. Por ejemplo, Jay Bergman, director regional andino de la DEA, declaró a Jane’s que el flujo de drogas desde Suramérica da una idea acerca de las actuales rutas del tráfico de armas hacia la región. Los narcóticos, principalmente cocaína, se elaboran en Colombia, Bolivia y Perú y luego se despachan a través de países vecinos tales como Brasil, Ecuador y Venezuela a mercados en ultramar. “La consolidación de los mercados de drogas ilegales en Rusia, Europa Oriental y China representa un riesgo a la inversa, dado que la misma vía usada para despachar los narcóticos se puede usar para transportar armas”, señala Bergman, quien agrega que estos “mercados emergentes” albergan grandes inventarios de excedentes de armas en lugares bajo ningún control, sostienen Webb-Vidal y Davis en su artículo. La Policía colombiana afirma que las redes criminales de Rusia han introducido de contrabando armas a Colombia desde Brasil -la ruta inversa por la cual se despacha cocaína a Europa. Miembros del antiguo cartel de la droga de Cali aparentemente se reunían con jefes de la mafia rusa desde 1992 para la adquisición de armas. Bergman agrega que el contrabando de armas se vincula con el narcotráfico por otro motivo: es comercialmente conveniente. Por ejemplo, las FARC pueden pagar las armas con kilos de cocaína en lugar de dinero. Entretanto, el traficante de armas que recibe la droga como pago puede revenderla y obtener una jugosa ganancia. “Claramente, hay un sistema de trueque en los Andes”, indica. El uso de los Kalashnikov Las fuerzas de seguridad colombianas han decomisado una gran cantidad de rifles de asalto M16 y FN-FAL a las FARC, pese a la preferencia del grupo por los Kalashnikov. La confianza de las FARC en el Kalashnikov quedó demostrada por lo que probablemente fue la mayor negociación en el mercado gris en Latinoamérica en tiempos recientes: 50.000 rifles de asalto Kalashnikov AKM calibre 7,62 x 39mm originalmente fabricados en Alemania Oriental. En 1998, el entonces jefe de inteligencia de Perú, Vladimiro Montesinos, negoció la compra de 50.000 rifles AKM del Gobierno de Jordania. Sin embargo, en 1999 las armas se entregaron realmente a las FARC, cerca de Barrancomina, en el departamento colombiano de Guainía, en cajas lanzadas con paracaídas desde una aeronave. Montesinos entregó sólo 10.000 AKM antes que la negociación, valorada en unos 15 millones de dólares, fuera descubierta y detenida por el Gobierno jordano. La pérdida de 40.000 armas fue un duro golpe para las FARC, pero el trato frustrado representó un problema incluso más grave: éste debía incluir 150 millones de rondas de municiones calibre 7,62 x 39mm, las cuales nunca se entregaron. Peor aun, las municiones de este calibre se han vuelto escasas en Latinoamérica y en otros mercados, por lo que son cinco veces más costosas que el calibre actualmente usado por los miembros de la OTAN. Los nuevos Kalashnikov de las FARC, por lo tanto, eran de poca utilidad práctica. Computadora reveladora Los archivos desclasificados que se encontraron en computadoras personales luego de un ataque de fuerzas colombianas en territorio ecuatoriano el 1 de marzo, en el cual murió el líder de las FARC, Raúl Reyes, también han revelado detalles sobre los esfuerzos -y las dificultades- de los insurgentes por comprar armas. Un email del 2 de septiembre de 2007 a “Edgar”, quien las autoridades colombianas creen que se trata de Edgar Tovar, comandante del Frente 48 de las FARC, de parte de un comandante de las FARC llamado “JFM”, advierte a Edgar que tome precauciones al comprar armas. Le dice que algunas armas a menudo parecen nuevas, pero en realidad tienen el cañón dañado y son inservibles. Además, se le dice a Edgar que algunos rifles AK-47 quedan inservibles debido a que son disparados con un cartucho de calibre ligeramente más grande. Municiones venezolanas Sin embargo, una fuente del DAS colombiano dijo que las FARC ahora pueden desenterrar algunos de los AKM MpiKM, dado que ha surgido una posible nueva fuente de municiones adecuadas: Venezuela. Bajo el gobierno de Hugo Chávez, Venezuela ha emprendido un extenso programa de adquisición de armas desde 2005. Según la Agencia de Inteligencia del Departamento de Defensa de EEUU, a comienzos de 2007 Venezuela había gastado 4,3 millardos de dólares en compras de armas iniciadas en 2005 -más que China, Pakistán o Irán-. Desde 2006, Venezuela ha comprometido al menos otro millardo de dólares en adquisiciones adicionales, de acuerdo con funcionarios venezolanos, según el artículo de Jane’s. Aunque la mayor parte de estas compras incluyen equipos grandes, tales como aeronaves, desde 2006 Venezuela también ha comprado 100.000 rifles de asalto Kalashnikov AK-103 -una versión moderna del AK-47. La decisión de Chávez de comprar los AK-103 contravino la recomendación del Darfa de adquirir las armas estándar de la OTAN. El AK-103 usa municiones calibre 7,62 x 39mm -justamente las que necesitan las FARC para cargar su remanente de rifles AKM. Según Webb-Vidal y Davis, esto no demuestra que exista una política o el deseo de Venezuela de proporcionar a las FARC armas o municiones. Las fuerzas de seguridad de Colombia han encontrado varios cientos de FN-FAL del Ejército venezolano en manos de la organización insurgente en la última década, pero funcionarios de la DEA y el DAS dicen que esto parece ser más el resultado de corrupción y “fugas” de instalaciones militares venezolanas que de una política deliberada. Además, aunque Venezuela ya ha adquirido los 100.000 AK-103 y se cree que está fabricando las municiones calibre 7,62 x 39mm, aún no hay evidencia de que los cartuchos venezolanos hayan llegado a manos del grupo rebelde. También se desconoce qué ocurrirá con los 60.000 FN-FAL que serán sustituidos por los AK-103. El gobierno de Chávez ha indicado que saldrán de circulación, aunque no serán destruidos. No obstante, dado que el gobierno de Chávez guarda una afinidad ideológica con las FARC y las relaciones diplomáticas entre Caracas y Bogotá se han deteriorado hasta una situación de casi hostilidad en 2008, funcionarios de inteligencia de EEUU y Colombia creen que existe el riesgo de que Venezuela se pueda convertir en una importante ruta de contrabando de armas regional hacia Colombia, agrega el artículo. Eje del tráfico de armas An Vranckx, profesora de la Ghent University en Bélgica, quien ha estudiado a profundidad el tráfico de armas en Latinoamérica, declaró a Jane’s que Venezuela pudiera ser un caso ejemplar de un lugar que es un punto ciego en el rígido régimen europeo de control de exportación de armas, el cual establece ocho criterios a considerar cuando se examinan los permisos de exportación. El problema, indica, radica en que si bien la mayoría de estos criterios se relacionan con la situación de los derechos humanos en el país al cual se realiza la exportación de armas, sólo uno exige una evaluación del riesgo de una reexportación ilegal. “El problema con este criterio es que resulta casi imposible hacer una evaluación, las reexportaciones son ilegales y a poca gente le interesa averiguar si éstas se realizan o no”, dijo Vranckx. Fuente: El Universal Disponible en: http://noticias.eluniversal.com/2008/04/27/pol_art_trafico-de-armas-en_834763.shtml

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