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Bogota. La fuga de John Frank Pinchao desató una cadena de acontecimientos. La revista Semana revela cómo se pensó y se ejecutó la operación militar para el rescate de 15 rehenes de las FARC La operación militar con la que fueron liberados Ingrid Betancourt, los estadounidenses Thomas Howes, Keith Stansell y Marc Gonsalves, además de 11 policías y soldados colombianos fue una combinación perfecta de inteligencia y audacia, describe la revista Semana. La publicación señala que un grupo de inteligencia militar montó una estratagema para engañar a los guerrilleros que custodiaban a los secuestrados. Lograron que éstos llevaran a los 15 rehenes desde la espesura de la selva del Guaviare hasta un claro donde había aterrizado un helicóptero civil, supuestamente de una organización humanitaria amiga de la guerrilla, que trasladaría a los cautivos hasta un lugar donde estaría Alfonso Cano, nuevo comandante de las FARC. Según el relato, el intendente John Frank Pinchao, que se fugó de la guerrilla en abril de 2007, aportó datos para ubicar a los rehenes, en un área entre Vaupés y Guaviare, a orillas del río Apaporis. Además dio detalles de cómo funcionaban los campamentos y sus cuidadores, sus flancos débiles y sus defectos. En diciembre fueron capturadas dos mujeres con pruebas de supervivencia que dieron nuevos detalles sobre la zona donde estarían ubicados. Se supo que el área entre Tomachipán y San José del Guaviare era clave. La liberación este año de otro grupo de secuestrados permitió precisar los detalles. Desde febrero, un comando de las Fuerzas Militares, al mando del general Freddy Padilla, sabía dónde estaban los tres estadounidenses. Testigos decían que habían escuchado en el río a personas que hablaban un idioma extranjero. “Pero había un dilema enorme. Por más que se conociera la ubicación de los secuestrados, no era posible hacer un rescate a sangre y fuego”, dice Semana. Para entonces el presidente Álvaro Uribe empezó a hablar de un cerco humanitario. El Gobierno ofreció recompensas y refugio en Francia a los rebeldes que entregaran rehenes. Simultáneamente se estudiaron los flancos débiles de las FARC y a hacer un estudio minucioso de César, el segundo del Mono Jojoy, y los demás guerrilleros que custodiaban a los secuestrados. Una estrategia. Las Fuerzas Militares conocían la ubicación geográfica y tenían toda la información sobre César. Sabían que su gran debilidad era la arrogancia y que para doblegarlo deberían tocar ese talón de Aquiles. Al parecer, César también había recibido duros golpes recientemente. El episodio de la pérdida de Emmanuel, el hijo de Clara Rojas, lo había puesto a prueba, además su pareja había sido capturada. Su moral no era la mejor. Continúa Semana que hace 10 días ya todo estaba planeado. Un grupo élite se concentró para un entrenamiento especial, pues tenían que hacerse pasar por guerrilleros y por personas afines al proyecto de las FARC. También empezaron las labores para pintar de blanco y rojo dos helicópteros rusos del Ejército que serían usados como parte de la puesta en escena. Al mismo tiempo, César recibía de parte de una persona cercana al secretariado la orden de juntar a los 15 secuestrados que hasta ese momento estaban en 3 grupos. Lo que se le dijo a él era que Alfonso Cano quería trasladar a los rehenes y que quería que él los acompañara. Le inflaron el ego diciéndole que Cano lo apreciaba mucho. Incluso el jefe guerrillero decidió llamar el traslado Operación Manuel Marulanda. La mentira funcionó por la falta de comunicación de César con el secretariado. Como ya antes hubo liberaciones, a César no le pareció extraño este movimiento de rehenes. Por eso cumplió las órdenes tal como se las habían impartido y subió al helicóptero donde había 15 miembros del Ejército desempeñando distintos papeles. Cuando se dio cuenta de la estratagema, ya era muy tarde. Fuente: El Nacional. Mundo/14

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