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Caracas. Radares instalados por Colombia y EE UU en Ecuador detectan vuelos ilícitos que salen de Venezuela “El narcotráfico, una vez enquistado, es muy difícil de extirpar”. Para el internacionalista Bruce Bagley, Venezuela no ha protegido bien sus fronteras con Colombia. Bruce Bagley señaló que entre 20% y 30% de la cocaína colombiana sale por territorio venezolano No sataniza a Venezuela, pero tampoco la ensalza. Los reportes de organismos internacionales le hacen corroborar la tesis a Bruce Bagley, profesor de Estudios Internacionales en la Universidad de Miami y especialista en crimen organizado internacional: los narcotraficantes colombianos están tejiendo poderosas redes que sustentan el transporte de droga desde Venezuela hacia Estados Unidos y Europa. La tendencia indica que las operaciones ilícitas desde territorio colombiano se han mudado a Venezuela, en la medida que los países vecinos arrecian el control y las labores de inteligencia ayudados por Estados Unidos. “Existe una nueva dinámica en las rutas que usan los traficantes –advierte Bagley–. En los años setenta y ochenta partían desde Colombia, por el Caribe, hacia el sur de Florida o por barco a través de las Bahamas. Pero la presión del South Florida Task Force, creado en 1982, cambió los recorridos radicalmente. En vez de pasar por el Caribe, lo comenzaron a hacer por Centroamérica y México. El corredor del Pacífico llegó a ser el más importante para la salida de la cocaína colombiana, pero desde el 11 de septiembre de 2001 ha sido muy vigilado”. El académico explica que los controles mexicanos y estadounidenses han logrado reducir el tráfico por ese trayecto. Como consecuencia, Venezuela se habría convertido en un pasillo para la droga colombiana hacia Haití, República Dominicana, Puerto Rico y aguas territoriales cubanas. Para el experto, es probable que la DEA utilice con fines políticos sus informes sobre el rol que desempeña Venezuela en la cadena de transporte de la droga. Sin embargo, las observaciones de la ONU, del International Crisis Group y otras organizaciones le hacen preocuparse por las dimensiones de una red de crimen internacional que estaría potenciando la corrupción institucional y el incremento de los volúmenes de droga que salen desde este territorio. Puertas abiertas. Una combinación de elementos explica las vulnerabilidades de Venezuela en la lucha contra el tráfico de drogas. “El primero es la presencia, con el permiso tácito del Gobierno venezolano, de las FARC en la frontera. Eso le permite a la guerrilla transitar en zonas remotas usadas por el narcotráfico, donde hemos visto pistas que han sido destruidas por la Fuerza Armada venezolana”, advierte. En segundo lugar, se encuentra el olfato para los negocios de los narcotraficantes, quienes han aprendido que tanto en México como en el Caribe el patrullaje norteamericano es constante y efectivo. Además, el cese de la cooperación con la Agencia de Lucha Antidrogas norteamericana (DEA) en 2005 disminuyó el control del tráfico en el territorio nacional. “Entre 20% y 30% de la cocaína colombiana sale por territorio venezolano. Sus casi 2.000 kilómetros de frontera con Colombia no están bien controlados. Eso lo han aprovechado los narcotraficantes colombianos y las FARC para transportar cocaína colombiana hacia el mundo entero, sobre todo en los últimos tres años”, señala Bagley. Añade que la mayor parte de esta droga es trasladada a Europa, donde se paga el doble por el kilogramo de cocaína en comparación con Estados Unidos, y el costo se eleva constantemente por la pérdida de valor del dólar frente al euro. Los mecanismos de control como los radares instalados por los cuerpos de seguridad de Colombia y los norteamericanos ubicados en Manta, Ecuador, pueden detectar las trazas de gran parte de los vuelos ilícitos que salen desde Venezuela, pero no existen mecanismos de interdicción nacionales que permitan detener sus operaciones. ” Los narcos saben del seguimiento de esas rutas y dan vueltas para evitarlo. El tráfico es múltiple y puede salir incluso por Brasil, moverse más al este”. Los grupos que manejan esta red estarían compuestos, de acuerdo con el internacionalista, por miembros de las FARC, que dominan la frontera, y por cerca de 150 pequeños carteles que operan en Colombia. La corrupción de los cuerpos de seguridad es, a su juicio, la clave para entender por qué ha echado raíces esta industria ilegal: “Ellos pueden corromper masivamente, a través del pago de fortunas, a la policía local y elementos de las Fuerzas Armadas venezolanas. La corrupción en este país aumenta en un contexto de poca cooperación internacional y gran presión de narcotraficantes colombianos. No cabe duda de que hay elementos de la policía y militares involucrados”. Lucha en solitario. Bagley sostiene que la principal consecuencia de no cooperar con la DEA es dejar resquicios en los mecanismos de control, los cuales han aprovechado grupos ilegales para hacer transitar cocaína desde Venezuela. “No es simplemente que el país no coopere –aclara–. Estados Unidos, debido a la guerra en Irak, eliminó 60% de los aviones que hacían control de vuelos ilícitos en el Caribe. Por eso aumentó el tráfico por esa ruta tanto aérea como marítima. A partir de 2005, y con denuncias que van y vienen entre los dos gobiernos, se controló poco el espacio aéreo venezolano”. Añade que si los problemas políticos no permiten aliarse a Estados Unidos, Venezuela podría cooperar con países vecinos como Colombia y Brasil. Aunque opina que la droga como negocio es para los nacionales un problema importado, explica que el país no ha actuado responsablemente para reducir el tráfico de psicotrópicos a través de su territorio. “Cuando muchos hablan de Venezuela, se olvidan de mencionar que los narcotraficantes, paramilitares y guerrilleros que operan allí son colombianos. Además, en Colombia se produce la vasta mayoría de la coca del mundo. Venezuela no es el demonio aquí, pero tampoco lo ha controlado”. La consecuencia más adversa de este ilícito para la vida del país –asegura– podría ser la pérdida de la honorabilidad de las instituciones si los criminales las penetran. “Venezuela debe buscar aliados internacionales, aunque no sea Estados Unidos, para velar por la integridad de sus cuerpos de seguridad porque el narcotráfico, una vez enquistado, es muy difícil de extirpar”. Fuente: El Nacional. Sucesos/13 Adriana Rivera arivera@el-nacional.com

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