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30/03/08. Bruselas. La reunión de tres días en Bucarest brinda al presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y al de Rusia, Vladimir Putin -un invitado inusual en la reunión- la posibilidad de repasar los legados que dejarán en la escena mundial mientras cada uno se prepara para finalizar su mandato. Las decisiones de la OTAN sobre las membresías de Ucrania y Georgia, junto con la reacción de Putin ante las ideas de Estados Unidos para un nuevo pacto estratégico con Moscú, podrían decidir si la cumbre marca un punto de inflexión en los lazos de Rusia con Occidente. Todos los ojos estarán sobre Putin, de afilada lengua, quien se opone firmemente a que los ex aliados soviéticos se incorporen a la OTAN y bien podría aprovechar la ocasión para dar a conocer una severa postura. “Mucho de lo que ocurra en esta cumbre dependerá del contrapunto entre los dos presidentes” dijo Frans van Daele, embajador de Bélgica ante la OTAN, en una reciente conferencia sobre la cumbre. El enorme Palacio del Parlamento del dictador de la era comunista, Nicolae Ceausescu, será sede de la reunión de no menos de 60 líderes de Estado de la OTAN, con socios y miembros aspirantes, además del presidente afgano, Hamid Karzai, y el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon.

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