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Desde hace tres años, el Presidente dirige una fuerza armada paralela. Aunque el 2–D la mayoría rechazó la idea de pueblo en armas, el plan sigue adelante. Los miembros de la Reserva pueden tener militancia partidista. Lo único nuevo en materia de Reserva Militar es el decreto de activación de siete batallones, anunciado por el presidente Hugo Chávez durante el desfile militar del 12 de abril. En el mismo acto, se recordó que el Comando Nacional de la Reserva se creó hace 3 años, mediante el decreto 3560, del 2 de abril de 2005. Sin embargo, ese mismo día, la Agencia Bolivariana de Noticias divulgó la información (y varios medios de comunicación privados la reprodujeron) como si se acabara de imponer la Milicia Nacional Bolivariana, como un quinto componente de la Fuerza Armada Nacional, tal como estaba incluida en la reforma constitucional, que fue rechazada el 2 de diciembre. Si se hubiesen aprobado los cambios constitucionales en cuanto a la estructura de la FAN, la reserva se habría convertido en milicia, pues en varias oportunidades el presidente Chávez ha explicado que el fin es el mismo: “conformar batallones de combatientes, batallones de resistencia popular”. El 12 de abril, Chávez también repitió que la amenaza del imperialismo, que él considera evidente y permanente, justifica plenamente la idea de pueblo en armas. En la práctica, tal percepción orienta las políticas del Estado en materia de seguridad nacional. La particularidad de la Reserva Militar es que no forma parte de la Fuerza Armada Nacional, porque está adscrita a la Presidencia de la República y dispone de presupuesto propio. Para 2008, al despacho del jefe del Estado fueron asignados 70 millones de bolívares fuertes para la formación de 360.600 hombres y mujeres reservistas. En opinión de Rocío San Miguel, directora de la organización no gubernamental Control Ciudadano, la creación de la reserva como un organismo paralelo a la FAN viola el parámetro burocrático administrativo establecido en el artículo 328 de la Constitución, así como el derecho ciudadano de escoger entre el servicio civil o militar para cumplir con el deber de contribuir con la preservación y desarrollo del país, como se indica en el artículo 134 de la Carta Magna. San Miguel agregó que la idea de pueblo en armas también vulnera instrumentos de derecho internacional humanitario, como la Cuarta Convención de los Convenios de Ginebra de 1949, relativa a la protección de civiles. Dicha Convención fue aprobada por Venezuela en 1956, bajo el gobierno de Marcos Pérez Jiménez. ¿Cuántos son, dónde están, qué hacen? Hace tres años Chávez dijo que necesitaba un millón de combatientes armados, pero no hay información oficial disponible sobre qué tan cerca o lejos se está de dicha meta. El plan inicial consistía en entrenar a 300 reservistas en cada municipio, de modo que anualmente egresaran como reserva entrenada alrededor de 100.500 hombres y mujeres, los cuales tendrían una dieta diaria de 16 bolívares fuertes. El Comando Nacional de la Reserva se inauguró con 9 batallones y el general del Ejército Julio Quintero Viloria, quien fue su primer comandante, habría creado 33 batallones. A finales de marzo del año pasado, el general del Ejército Gustavo Rangel Briceño comentó en VTV que esos 42 batallones agrupaban a 110.000 reservistas. Es decir, 10.000 hombres más que los profesionales de la FAN. Aunque llegó a decir que la meta era formar a 15 millones de reservistas, Rangel Briceño expresó que era factible contar con tres reservistas por cada militar en actividad permanente. La directora de Control Ciudadano duda de las estadísticas oficiales. Explicó que si se toma en cuenta el número de horas de entrenamiento y municiones que se requiere para la formación integral de un combatiente, a lo sumo se podrían contar con 10.000 reservistas. Poco se sabe de la cantidad exacta de integrantes ni de las actividades de cada batallón, más allá de la difusión de un par de escenificaciones de invasiones enemigas. Desde Caracas, han trascendido las experiencias personales de algunos reservistas entrenados en Pdvsa, como la joven Cintia López, quien contó que, luego de recibir entrenamiento durante seis meses en Fuerte Tiuna, forma parte de una cooperativa de seguridad que presta servicios a la petrolera estatal. La muchacha aseguró que nunca había utilizado las armas rusas que el Gobierno ha adquirido para apertrechar a la Reserva. En Gaceta Oficial fue publicada la identificación de los nuevos siete batallones y su ubicación geográfica: Combate de Curbati, en Santa Bárbara, estado Barinas; Combate de Corozo, en Libertad, estado Barinas; Combate de Cerrito Blanco, Carora, estado Lara; Batalla de San Diego de Cabrutica, en Caicara del Orinoco, estado Bolívar; Batalla de Angostura, Tumeremo, estado Bolívar; Batalla de Calabozo, en Calabozo, estado Guárico; y Batalla de Ospino, acantonado en Machíques, estado Zulia. ¿Cómo están organizados? El Decreto 3560 define al Comando General de la Reserva Militar y Movilización Nacional como un órgano desconcentrado dependiente del Despacho del Presidente de la República. La organización y funcionamiento del Comando serían establecidos en un reglamento interno que no se ha elaborado. Se supone que en cada región militar se crearía una circunscripción de reservistas, cuyos jefes serían designados por el comandante general de la Reserva, previa autorización del Presidente de la República. En cada una de las guarniciones funcionarían unidades activas de reserva, integradas por: la Primera Reserva, la Segunda Reserva y la Reserva Territorial. En todo caso, lo que más crítica ha generado es el funcionamiento de la Reserva a la entera discreción del jefe del Estado, que, en la práctica, dispone de una fuerza armada paralela a la institución castrense. Por lo general, los que se han sumado a la Reserva comparten la orientación del proyecto político liderado por Chávez y, como no son considerados militares activos, pueden tener militancia partidista; por ejemplo, en el Partido Socialista Unido de Venezuela. Rocío San Miguel dice que el reservista que también milita en el PSUV acoge como propios los principios de disciplina, obediencia y subordinación que rigen en los cuarteles. Sin embargo, la especialista insiste en no olvidar que el país no puede ser administrado como si fuera un cuartel, ni la sociedad considerada una suma de batallones. Fuente: El Nacional. Nación/6 Edgar Lopéz elopez@el-nacional.com

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